Imagen: Centro Cultural Miguel Delibes, Valladolid, España.
Yo no quería escribir nada aquí sobre la muerte del escritor Miguel Delibes, demasiado han escrito mucha gente y en muchos medios, porque quizás siempre he sido partidario de que a un personaje ilustre es mejor valorarlo en vida y darle esa alegría de ver su obra admirada. No me gusta nada que siempre se valore y se conozca mejor a alguien después de muerto, sobre todo si se realiza para que esa obra póstuma adquiera una revalorización económica.
Pero, aparte de este pequeño apunte propio, hoy escribo aquí porque he leído unas valoraciones personales escritas por un “ignorante” en el Diario de Mallorca, un tal Eduardo Jordá (ver enlace aqui). Una nefasta opinión de este señor y que ha levantado ampollas en las redes sociales y especialmente en las gentes de Valladolid (cuna de Miguel Delibes) y en muchas más personas de otros lugares (ver enlace aqui). Y aunque yo soy nacido en Zamora y actualmente resido en Palencia, he pasado 45 años de mi vida formando parte de la ciudadanía de Valladolid. Por eso también me duele cuando alguien dice algo mal sobre esta ciudad y sus habitantes, sean personajes ilustres o no. Y me enorgullezco de ser uno de esos muchos ciudadanos que alguna vez importunaron el diario paseo de Miguel Delibes por el Campo Grande para saludarle y expresarle mi afecto.
Señor Eduardo Jordá, que sepas, por ejemplo, a mí no me gusta el arte abstracto pero no se me ocurre hablar mal de ello porque cabe en mi mente que es un arte más y valorado por mucha gente, con lo cual en tus opiniones personales sobre cualquier tema deberías seguir este sencillo ejemplo. Tampoco quiero hablar bien de cualquier arte en concreto, porque lo bueno reside en valorarlo personalmente y admitir que son tesoros que pasan a la historia, que solamente la raza humana puede crearlos y admirarlos.
No comparto tu opinión de que Miguel Delibes fuese un “escritor longevo convertido en un anacronismo”, porque su amplia bibliografía era y es actualidad en muchísimas gentes de muchas ciudades e idiomas. Un libro nunca deja de ser interés intelectual; más longevos son los Clásicos Griegos y los seguimos leyendo, transportándonos a ese mundo, a esa parte de la historia humana, a esos paisajes y gentes.
En cuanto a Valladolid, gracias a Miguel Delibes (y a muchos más artistas, pasados y presentes) su historia, sus gentes, sus paisajes, su vida, es conocida en todo el mundo. Tus comentarios al respecto como: “¿Hay una ciudad más triste que Valladolid?”, “Valladolid no es esa clase de sitio en el que uno desearía nacer”…, esos comentarios son un insulto a sus gentes, a su vida, a su historia. Yo también he visto y leído sobre tus “queridas” islas y me guardo mi opinión porque entiendo que sois otra región, otra historia diferente a la de Castilla. Y en eso reside la historia: en la ciudad y fecha que te toca nacer o vivir, para bien o para mal.
Eduardo, es tal la guerra que has desatado que has tenido que publicar un escrito, según tú de “rectificación”, pero que al final no lo es y sigues en tus trece (ver enlace aqui). donde la guinda a tu ignorancia la pones en otra de tus perlas opiniones: “Me temo que muchos admiradores de Delibes lo han convertido en una especie de bien público comparable a un parque o una estación de tren”. Exacto, la obra de Miguel Delibes es un bien público pero a nivel mundial, no solamente provincial. Y muchas calles, monumentos, estaciones de tren, auditorios, llevarán su nombre… pero, comparar a Miguel Delibes a un parque o una estación…, que mente mas retorcida.
Resumiendo, Eduardo, no escribas más y dedícate a cocinar ensaimadas que de seguro reportará algo de dulzura a tu vida en tu “luminosa” ciudad y olvida “Las Ratas” de Delibes. Por cierto, paseando por las “tristes” calles de Valladolid, una lluviosa noche de Otoño, no se te ocurrió entrar en algún restaurante y probar el Cocido castellano típico de éste áspero medio rural para entrar en calor, o el Lechazo asado criado en estas áridas parameras. No, no lo hiciste y por eso solamente paseabas sin entrar en contacto con estas gentes, sin dialogar con ellos, sin conocernos mejor.
Sí, yo he vivido más de 45 años en Valladolid y he conocido su evolución, al igual que han evolucionado todas las demás ciudades del mundo y he llenado mi vida de muchísimos recuerdos buenos y malos. Y si tengo que volver a vivir en Valladolid, lo digo con todo el alma, volvería.
3 comentarios:
¡¡Aaaamén!!
Gracias por estas palabras.
@Krisis... Así sea.
@Pableras... De nada, es solamente que aporto mi granito de arena.
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