Oscuros, malvados, desequilibrados, los hackers (así llamados a los supuestos “piratas” informáticos) tienen mala prensa. Su nombre es sinónimo de criminal, cuando no terrorista cibernético. Pero, si buceamos en su historia, descubrimos que muchas cosas cotidianas, empezando por nuestro ordenador, no existirían sin ellos.
La Guardia Civil detenía hace tiempo, en Málaga, a un aficionado a la informática de 19 años. Su presunto delito: entrar en ordenadores militares de Estados Unidos que controlaban un silo de submarinos nucleares. Para los medios de comunicación, la noticia estaba clara: otro hacker pillado “in fraganti”.
Pero, para la comunidad hacker, la noticia era otra: ¿Qué tipo de incompetentes conectan a Internet unos ordenadores que controlan material nuclear y no los protegen, dejando que pueda entrar un adolescente desde el ordenador de su casa?. Es más: ¿Qué ignorante cree que cualquiera que se meta en un ordenador ajeno ya merece el honor de llamarse hacker?.
La concepción que tiene la comunidad informática de un hacker es radicalmente opuesta a la comúnmente aceptada. Ser considerado hacker es un signo de prestigio y cualquiera no puede llamarse así. Un hacker es alguien que sabe mucho de ordenadores y redes, capaz de encontrar soluciones elegantes, geniales, innovadoras y virtuosas a problemas supuestamente irresolubles. Ser hacker es un estado mental.
Después de la primera redada de la historia contra los hackers, en los Estados Unidos de 1990, "The Mentor" escribió el "Manifiesto Hacker", que sigue vigente: "Hoy han cogido a otro, aparece en todos los periódicos. Malditos críos. Son todos iguales... (...) Sí, soy un delincuente. Mi delito es la curiosidad. Mi delito es juzgar a la gente por lo que dice y por lo que piensa, no por lo que parece. Mi delito es ser más inteligente que vosotros, algo que nunca me perdonaréis. Podéis eliminar a alguno de nosotros, pero no a todos...".
Los hackers informáticos nacieron en los años 60. Eran mayoritariamente programadores. Entonces no existía Internet y casi no había programas para los primeros ordenadores. Había que crearlos y a eso se dedicaban aquellos estudiantes y algunos profesores de las universidades norteamericanas. En el Massachusetts Institute of Technology (MIT), empezaron a llamarse a sí mismos "hackers".
Inventaron cosas tan comunes hoy en día como los videojuegos. En 1962, en el MIT, Slug Russell crea "Spacewar". En 1970, también en el MIT, Bill Gosper inventa el primer juego de simulación de vida artificial: "Life". También eran hackers los fundadores y trabajadores de la primera empresa de videojuegos, Steve Jackson Games, investigada por el FBI en la gran redada de 1990, conocida como el "Hacker Crackdown".
La música generada por ordenador nació también de aquellos espíritus lúdicos, siempre dispuestos a llevar la tecnología un paso más allá. Empezaron programando ordenadores para que emitiesen pitidos armónicos, después hicieron que una impresora teclease el "Himno de la Alegría", iniciaron la moda de las "demos" musicales generadas por ordenador y continúan en la brecha con la revolución de la música libre, opuesta a la música con "copyright".
Pero su mayor invento fue el ordenador personal. En los años 70, gobiernos y universidades creían que sólo ellos podían manejar ordenadores. Pero los hackers del MIT querían llevar estas máquinas y su poder al pueblo. Pronto, revistas afines a los hackers, como "Popular Mechanics" o "Radio Electronics", empezaron a ofrecer ordenadores en forma de fascículos, que la gente montaba, pieza a pieza, en sus casas.
Steve Wozniak, experto constructor y vendedor de aparatos para engañar a la compañía telefónica y hacer llamadas gratuitas, llamados "blue boxes" (cajas azules), pensó que podría vender también ordenadores ya montados. En contra de la opinión de empresas y algunos hackers (¿qué diversión podía haber en comprar un ordenador ya montado?), lo construyó en su garaje y lo llamó Apple.
Tampoco empresas ni gobiernos creían que las redes informáticas fuesen para el pueblo. Cuando en 1957 el presidente Eisenhower busca contrarrestar el lanzamiento ruso del Sputnik con algún avance tecnológico, son reputados hackers quienes le recomiendan crear la Advanced Research Project Agency (ARPA) y son sus directores, como Robert Taylor o J.C.R. Licklider, que años después confesarán: "Desviábamos dinero de los militares hacia proyectos que hiciesen avanzar la ciencia informática". Así nace Arpanet y, de ella, Internet.
Una anécdota ilustra el carácter de aquellos hackers: en 1974, Vinton Cerf y Bob Kahn habían diseñado el protocolo de transmisión de paquetes TCP/IP. Pero, en 1982, el National Bureau of Standards decretó que debía usarse otro protocolo, llamado OSI. A los hackers no les gustaba OSI, porque era una imposición de los burócratas y nunca se había probado en redes, al contrario que TCP/IP. Hicieron oídos sordos y mediante Internet extendieron el uso de TCP/IP entre sus colegas de todo el mundo. Hoy es el protocolo estándar de la red.
La Guardia Civil detenía hace tiempo, en Málaga, a un aficionado a la informática de 19 años. Su presunto delito: entrar en ordenadores militares de Estados Unidos que controlaban un silo de submarinos nucleares. Para los medios de comunicación, la noticia estaba clara: otro hacker pillado “in fraganti”.
Pero, para la comunidad hacker, la noticia era otra: ¿Qué tipo de incompetentes conectan a Internet unos ordenadores que controlan material nuclear y no los protegen, dejando que pueda entrar un adolescente desde el ordenador de su casa?. Es más: ¿Qué ignorante cree que cualquiera que se meta en un ordenador ajeno ya merece el honor de llamarse hacker?.
La concepción que tiene la comunidad informática de un hacker es radicalmente opuesta a la comúnmente aceptada. Ser considerado hacker es un signo de prestigio y cualquiera no puede llamarse así. Un hacker es alguien que sabe mucho de ordenadores y redes, capaz de encontrar soluciones elegantes, geniales, innovadoras y virtuosas a problemas supuestamente irresolubles. Ser hacker es un estado mental.
Después de la primera redada de la historia contra los hackers, en los Estados Unidos de 1990, "The Mentor" escribió el "Manifiesto Hacker", que sigue vigente: "Hoy han cogido a otro, aparece en todos los periódicos. Malditos críos. Son todos iguales... (...) Sí, soy un delincuente. Mi delito es la curiosidad. Mi delito es juzgar a la gente por lo que dice y por lo que piensa, no por lo que parece. Mi delito es ser más inteligente que vosotros, algo que nunca me perdonaréis. Podéis eliminar a alguno de nosotros, pero no a todos...".
Los hackers informáticos nacieron en los años 60. Eran mayoritariamente programadores. Entonces no existía Internet y casi no había programas para los primeros ordenadores. Había que crearlos y a eso se dedicaban aquellos estudiantes y algunos profesores de las universidades norteamericanas. En el Massachusetts Institute of Technology (MIT), empezaron a llamarse a sí mismos "hackers".
Inventaron cosas tan comunes hoy en día como los videojuegos. En 1962, en el MIT, Slug Russell crea "Spacewar". En 1970, también en el MIT, Bill Gosper inventa el primer juego de simulación de vida artificial: "Life". También eran hackers los fundadores y trabajadores de la primera empresa de videojuegos, Steve Jackson Games, investigada por el FBI en la gran redada de 1990, conocida como el "Hacker Crackdown".
La música generada por ordenador nació también de aquellos espíritus lúdicos, siempre dispuestos a llevar la tecnología un paso más allá. Empezaron programando ordenadores para que emitiesen pitidos armónicos, después hicieron que una impresora teclease el "Himno de la Alegría", iniciaron la moda de las "demos" musicales generadas por ordenador y continúan en la brecha con la revolución de la música libre, opuesta a la música con "copyright".
Pero su mayor invento fue el ordenador personal. En los años 70, gobiernos y universidades creían que sólo ellos podían manejar ordenadores. Pero los hackers del MIT querían llevar estas máquinas y su poder al pueblo. Pronto, revistas afines a los hackers, como "Popular Mechanics" o "Radio Electronics", empezaron a ofrecer ordenadores en forma de fascículos, que la gente montaba, pieza a pieza, en sus casas.
Steve Wozniak, experto constructor y vendedor de aparatos para engañar a la compañía telefónica y hacer llamadas gratuitas, llamados "blue boxes" (cajas azules), pensó que podría vender también ordenadores ya montados. En contra de la opinión de empresas y algunos hackers (¿qué diversión podía haber en comprar un ordenador ya montado?), lo construyó en su garaje y lo llamó Apple.
Tampoco empresas ni gobiernos creían que las redes informáticas fuesen para el pueblo. Cuando en 1957 el presidente Eisenhower busca contrarrestar el lanzamiento ruso del Sputnik con algún avance tecnológico, son reputados hackers quienes le recomiendan crear la Advanced Research Project Agency (ARPA) y son sus directores, como Robert Taylor o J.C.R. Licklider, que años después confesarán: "Desviábamos dinero de los militares hacia proyectos que hiciesen avanzar la ciencia informática". Así nace Arpanet y, de ella, Internet.
Una anécdota ilustra el carácter de aquellos hackers: en 1974, Vinton Cerf y Bob Kahn habían diseñado el protocolo de transmisión de paquetes TCP/IP. Pero, en 1982, el National Bureau of Standards decretó que debía usarse otro protocolo, llamado OSI. A los hackers no les gustaba OSI, porque era una imposición de los burócratas y nunca se había probado en redes, al contrario que TCP/IP. Hicieron oídos sordos y mediante Internet extendieron el uso de TCP/IP entre sus colegas de todo el mundo. Hoy es el protocolo estándar de la red.
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En próximos post seguiremos hablando sobre esto....
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