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Niño malo de la economía, gurú de algunos y portador de malos augurios para otros, Xavier Sala i Martí hace su particular visión de la economía española y de las medidas que se aplican para superar la crisis. Su modo de ver se podría resumir en una de sus muchas frases: «En Estados Unidos parece que ya se ve la luz al final del túnel, en España también se ve luz, pero es la de un camión que nos viene de frente pilotado por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el ministro de Economía, Pedro Solbes».El catedrático en la Universidad de Columbia se pregunta si estamos ante el final del capitalismo y, en este sentido aclara que, por ahora, no nos hallamos en las mismas condiciones que la Gran Depresión del año 1929. «Ésta no es una crisis especialmente grave. Es verdad que estamos ante una crisis, pero las hemos conocido más grandes, estamos todavía lejos de una gran depresión, aunque cada vez hay menos diferencias». En su opinión, la crisis del 29 se agravó como consecuencia de las medidas proteccionistas. Asegura que se alegra cuando al comienzo de las turbulencias económicas la mayor parte de los políticos aseguraron que no habría movimientos en esta dirección y «todas las medidas que se han tomado después han sido proteccionistas».
Para este experto, no estamos ante una falta de regulación, ya que una nueva regulación no evitará futuras crisis, «porque los reguladores no tienen ni idea de cuál será la próxima crisis». Para él, la excesiva regulación impide la innovación, e ironiza con la excesiva regulación española. «Si algunos innovadores, como los creadores de Google o Facebook hubieran sido españoles, no habrían encontrado financiación».
Critica también los excesos de gasto público que han comenzado a aplicarse como posible solución a la crisis. «Porque aunque tomar un vaso de vino al día puede ser bueno para la salud, para un alcohólico no lo es. Y dejar más gasto en manos del Congreso y del Senado de los Estados Unidos ha sido como dar un vaso de vino a un alcohólico. El Gobierno de Estados Unidos se está endeudando por el valor del 80% de todo el ahorro mundial», asegura criticando algunas de las medidas aplicadas por el presidente estadounidense, Barack Obama.
Xavier Sala i Martí expone que la que comenzó como una crisis financiera se ha convertido en una crisis económica cuando se ha retraído el consumo y posteriormente, en una crisis industrial al afectar a la producción. Dice que es también una crisis política, ya que gran parte de los gobiernos han comenzado a caer y anuncia «una crisis social, cuando los subsidios de desempleo terminen y esas personas comiencen a ponerse nerviosas porque no tienen salida».
Analiza la situación española y responsabilizó de las especiales características de la caída de la actividad en España a la dependencia del crecimiento de dos sectores «con poco futuro, la construcción y el turismo». Resalta que la construcción ha alcanzado en España a representar el 19% del Producto Interior Bruto, cuando lo normal sería que no superara el 4%. «La construcción tiene que bajar y no dejar que algunas de estas empresas quiebren es un error». «La dependencia de los bancos y cajas del sector inmobiliario es catastrófica, porque ahora mismo, este sector le debe al sistema financiero 300.000 millones de euros, el 27% del PIB» y añade que lo que llega será peor «cuando dentro de unos meses el primer millón de parados se acerque al límite de su subsidio de desempleo. Habrá una avalancha de hipotecas impagadas que va a generar en bancos y cajas un agujero grande, del 10% del PIB o más».
Y el Gobierno Español de ZP adoptando medidas como la de "ayudar" a los Bancos con dinero público para que estos ayuden a las pequeñas empresas. Y estos Bancos invirtiendo dichos fondos en Letras del Tesoro, dinero público, para no perder beneficios a sus accionistas. La pescadilla que se muerde la cola y las Pymes agonizando sin recibir nada de nada.
Pero la debilidad del sistema español es aún mayor porque en la actualidad se registra un déficit entre lo que se vende y lo que se compra al exterior equivalente a otro 10% del PIB, que sólo podrá superarse mediante un aumento de la competitividad y la productividad. En España no es posible reducir el precio de los productos, los trabajadores tienen que ser más productivos «y tienen que hacerse cosas nuevas». «Lo importante no es lo que se gasta cada año en I+D, si no lo que se saca de ese gasto». «Hay que hacer cosas radicalmente nuevas. La buena noticia -concluye- es que las grandes reformas, sólo se hacen después de las grandes catástrofes».
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